Text

Existe una gran cantidad de estudios sobre el papel de la narración en la ontología y la epistemología, producidos en numerosas disciplinas a lo largo de muchas décadas. Aunque en general hay un amplio consenso respecto a la importancia de la narración para la existencia y el conocimiento, no hay tanto respecto a su rol exacto. Los puntos fundamentales de la controversia giran alrededor de hasta dónde llega la narración: ¿Existen primero los seres humanos y luego se convierten en narradores para interpretar sus vidas y el mundo que los rodea? ¿O somos “animales narradores” (Macintyre, 2007, p. 216) a un nivel tan básico que hace que la existencia humana sea intrínsecamente narración? ¿La narración es un auténtico universal humano, lo que la hace especialmente apta para la traducción? ¿Existen el pasado histórico y el presente vivido por sí mismos o se crean a través de la narración? ¿Es la narración una forma entre otras de llegar al conocimiento o “la forma del conocimiento tal y como lo adquirimos por primera vez” (Fisher, 1987, p. 193)? Si aceptamos que la narración es un modo epistemológico, debemos tener en cuenta la diversidad de sus formas: las prácticas abiertamente discursivas y deliberadas de la historiografía, los artefactos textuales y poéticos de la literatura, la “recapitulación de la experiencia pasada” (Labov, 1972, p. 359) en el diálogo cotidiano y en los procesos cognitivos en los que se entiende la narración como un modo de pensamiento. ¿Cómo se relacionan estos tipos de narración entre sí? ¿Son todos ejemplos del mismo fenómeno básico y, por tanto, se agrupan en una categoría dominante, o presentan diferencias esenciales? ¿Algunos son más fundamentales que otras o cada uno tiene su importancia primordial?

En mi opinión, el elemento común de estos enfoques de la narración, por lo demás diversos, es la temporalidad: en todos los casos, la narración tiene una relación importante con el tiempo. No obstante, lo más llamativo es que, aunque existan algunas excepciones notables, la reflexión sobre la temporalidad en sí y su relación con la narración son relativamente poco frecuentes. El resultado es una situación donde la temporalidad se considera a menudo el elemento central en la narración y, sin embargo, no se reconoce su complejidad en gran medida. Propongo que esta es la fuente de gran parte de la confusión sobre qué son y qué hacen las narraciones. Partiendo de este punto, el artículo se centra en la compleja relación entre la temporalidad como una parte inherente de la ontología humana, la narración como una respuesta más o menos explícita a esa temporalidad intrínseca y el papel de la traducción a la hora de mediar entre temporalidad y narración.

Mi argumento recorre cuatro etapas:

Primero, introduzco el planteamiento de Martin Heidegger sobre la temporalidad de la existencia humana, tal y como se presenta en Ser y tiempo (1962), y su distinción entre la comprensión “temática” y “no temática”, pues el primero se entiende como algo consciente y explícito y el segundo como un entendimiento irreflexivo que apuntala la actividad diaria. Sostengo que esas ideas proporcionan una perspectiva de gran utilidad para teorizar las discrepancias entre los campos “narrativistas” y “antinarrativistas”. Estos debates se reducen a si puede existir tal cosa como la narración no temática o si es posible existir de un modo temporalmente estructurado sin necesitar una narración constante. Esto, a su vez, plantea la pregunta de hasta qué punto debemos distinguir entre la importancia principal de la temporalidad para la existencia humana y las operaciones específicamente epistemológicas como narrar relatos orales, escribir historias o crear novelas. Segundo, coincido con Ricœur en que el punto de partida de todas las narraciones (y nuestra capacidad de contar y entender historias) radica en la temporalidad de la existencia humana. No obstante, considero que hay buenas razones para no descartar la distinción entre narración y temporalidad. La narración puede ser un impulso universal del ser humano, y la temporalidad solo puede asimilarse temáticamente a través de la narración, pero esto no implica que toda la experiencia temporal tome la estructura narración per se.

Tercero, defiendo que el paso de la temporalidad no temática a la narración temática puede conceptualizarse útilmente como traducción existencial. Al igual que cualquier acto de traducción, esta activa y pone en primer plano diversas interpretaciones potenciales de sucesos narrados mientras encubre otras. Debe entenderse como un acto específico de transformación en el que se produce un nuevo tipo de entendimiento en lugar de una simple explicitación de un significado preexistente. Es bidireccional en el sentido de que es posible traducir en ambas direcciones entre lo no temático y lo temático. No obstante, la relación entre lo temático y no temático es “asimétrica” (Lotman, 1990), lo que imposibilita la conmensurabilidad total y hace inevitable la creación de nuevos significados cada vez que se produce la traducción en cualquiera de las direcciones. La reflexión temática puede proporcionar una experiencia temporal no temática al lenguaje, pero transforma esa experiencia en el proceso; la reflexión temática, a su vez, tiene la capacidad de influir en la experiencia temporal no temática. Cuarto, planteo que el proceso de tematización que implica toda narración es inevitablemente objetivador. Contar una historia abre la posibilidad de considerar las relaciones temporales como objetos, a diferencia de un sujeto perceptor. Al producirse una separación entre la experiencia de la misma temporalidad y la reflexión temática en esas experiencias, esto permite la operación de “distanciación” (Ricœur, 1976). El espacio interpretativo que abre esta distancia puede explicar la capacidad de la narración de producir un entendimiento nuevo tanto de conjuntos específicos de elementos como de la propia temporalidad humana.

A lo largo de este proceso, mi objetivo es aclarar la relación entre narración y tiempo, el tipo de entendimiento que puede producir la narración y posicionar la traducción en un nivel fundamental y existencial.

Bibliography

Heidegger, M. (1962). Being and time. (J. Macquarrie & E. Robinson Trans.). Blackwell. (Original work published 1927).

Labov, W. (1972). Language in the inner city: Studies in the Black English vernacular. University of Philadelphia Press.

Lotman, Y. (1990). Universe of the mind: A semiotic theory of culture (A. Shukman Trans.). Indiana University Press. (No original year of publication: various essays compiled)

MacIntyre, A. (2007). After virtue. A study in moral theory. University of Notre Dame Press.

Ricœur, P. (1976). Interpretation theory: Discourse and the surplus of meaning. Texas Christian University Press.

Cite this article

Electronic reference

Neil Sadler, « Synopsis: Temporalidad y traducción: La narración temática y no temática », Encounters in translation [Online], 1 | 2024, Online since 23 mai 2024, connection on 27 juillet 2025. URL : https://publications-prairial.fr/encounters-in-translation/index.php?id=260

Author

Neil Sadler

University of Leeds, UK

Author resources in other databases

  • IDREF
  • ORCID

By this author

Translator

Helena Hernández García

Universitat de les Illes Balears, Spain

Author resources in other databases

  • IDREF
  • ORCID

Copyright

CC BY-SA 4.0