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Nos es grato presentar las contribuciones a este número temático al que respondieron quienes aparecen aquí y fueron seleccionados por la calidad de los trabajos presentados, recogidos en tres apartados: migraciones, asilos y relatos, archivos, discursos y memoria.

Introduciendo el eje migraciones, en un estudio preciso en sus datos y cifras, Enrique Fernández Domingo se centra sobre las características y la evolución de los flujos migratorios propios de la colonia francesa afincada en Chile entre 1865 y 1930, apoyándose en archivos de la embajada francesa de Santiago de Chile y los censos chilenos publicados entre 1854 y 1930, interesándose por los medios de atracción, colonización de tierras, y agentes del transporte de los migrantes galos. Destaca la ruptura que supone el primer conflicto mundial al marcar un descenso definitivo de la llegada de franceses a la república austral, y los empleos ocupados. Un segundo tiempo muestra una diversificación de las áreas de ocupación y la desnacionalización de los descendientes de emigrantes.

A continuación, Nathalie Jammet-Arias y Juan Luis Carrellán Ruiz ofrecen un valioso estudio acerca del comportamiento de la comunidad francesa radicada en Chile frente a la Primera Guerra Mundial arrojando, tras presentar las principales características de ésta, una luz nueva acerca del comportamiento de estos frente a la contienda mundial. A base de la documentación del archivo consular francés, aparecen así registrados la obra consular, la jurisdicción francesa para con sus nacionales en ultramar, y las razones y medios de organización de la insumisión individual, así como la reacción de sectores de edad frente al comportamiento de los jóvenes. Varios gráficos enriquecen una visión detalladas según las provincias chilenas.

Siguiendo el tema de la guerra, a partir de la documentación conservada en el Archivo General Militar de Guadalajara, nuestra madrileña colega Concepción Pallarés Moraño traza el recorrido detallado y preciso de las actuaciones y andanzas de los rexitas, colaboradores belgas del imperio nazi, que se habían integrado voluntariamente a la Werhmacht en su guerra contra el Este europeo. Bienvenidos en la España de Franco que supuestamente prometía darles un empleo en la industria nacional, resultó que la desidia franquista los llevó, al carecer de sustento económico, a buscar las vías de migración hacia Chile. La autora destaca el papel de la Iglesia en el traslado de estos filonazis a Chile. Además de dejar claro la labor de control de la comunidad germánica por la oficialidad alemana a partir de enero de 1933. Aunque en este caso, como en el del galo Tounens, la migración de belgas a Chile no llegó a ser masiva a pesar de que las condiciones provocadas por estructuras preexistentes fueran favorables.

Abre el eje asilos y relatos nuestra colega onubense Encarnación Lemus López quien desvela la triple conexión entre diferentes momentos de las relaciones entre Chile y España, de 1936 hasta 1973. El primero, se construye cuando los adictos al campo sublevado se refugiaron, a partir del 19 de julio de 1936, en lo que pronto –de modo imperfecto pero propio de una España leal agredida y obligada a defenderse– se señalaría como un nido de espías, la embajada de Chile en el Madrid asediado, pero indomable y resistente. Segundo, el mismo edificio, pero con refugiados republicanos que crean allí la primera revista del exilo, Luna. Tercero, unos pocos que, a pesar de la similitud de regímenes, son aceptados en la embajada de España en Santiago después del 11 de septiembre.

Desvela de este modo la autora cómo, con un grupo de 18 jóvenes intelectuales republicanos (un escritor ferroviario, un médico, un arquitecto pintor, estudiantes, periodistas, hombres de teatro, etc.) en un Madrid oprimido, nace una revista poética llena de nostalgia, producto de charlas y concepciones nocturnas, como el sello de una clandestinidad, o como sinécdoque premonitoria de la noche que cubrirá España durante 40 años, «nuestra noche es negra», escriben ellos. Y al salir de la embajada, camino al exilo sin retorno, notan que «no hemos encontrado el Madrid alegre de antes de la guerra, ni el Madrid heroico de la lucha, sino el Madrid vencido, humillado, hambriento y rencoroso». Luna, es la primera creación intelectual del exilo, nacida, en una embajada, más aún es de notar hispanoamericana, en cuyo cuarto de refugio «todo viene a dar la sensación de cámara de buque», llamamiento al viaje, o sencillamente voluntad de huir de una España que ya no es, ni será. Finalmente, evocando al socialista Giner de los Ríos, la autora plantea la pregunta: ¿hasta qué punto la mirada sobre la Guerra de España provocó cierta mirada sobre el Gobierno de la UP chilena, al igual que la mirada de la élite chilena sobre la Guerra de España reforzó la construcción de un discurso contra el Frente Popular chileno?

Desde Córdoba, Argentina, en un fino análisis, Mirian Pino regresa hacia objetos de estudio escasamente abordados por la crítica como la ensayística de Diamela Eltit que conforma el sistema literario chileno en una zona de la resistencia cultural que apareció en dictadura después en la Transición, y se prolonga hasta hoy en día, mostrando los caminos alternativos para pensar la relación arte-política, arte-vida, centro de las reflexiones de quien integró el Colectivo de Acciones de Arte, fundado en los momentos más cruentos de la dictadura. Su escritura disruptiva, fuera de los límites del verosímil realista, fue considerada «rara», «hermética», «difícil de entender», calificativos naturalizados y amañados a su condición de mujer. Mirian Pino aborda el testimonio Puño y Letra y los escritos de Signos Vitales –compilación de escritos, fragmentos de testimonios, columnas de opinión, escritos cercanos a clases quizás impartidas en Chile y EEUU, y lecturas para presentaciones de libros– que constituyen reflexiones en la que lo testimonial, la Historia, el cuerpo y el poder son unidades de análisis indisociables.

El Golpe de Estado de 1973 es un punto axial para abordar Puño y letra regresando a un pasado atroz. Recordando la memoria que se consume en los medios masivos, espectaculares, vacuos, es decir propios del dispositivo más aceitado que posee el ultra-capitalismo chileno. Los lenguajes de la cultura en Eltit hablan de los archivos del mal, señala Mirian Pino, y la batalla por la memoria histórica en Chile encuentra en su escritura un lugar de resguardo, en medio del vendaval neoliberal, de la consolidación del neoliberalismo en democracia, pero también de la resistencia popular.

Polémico personaje de destino improbable, megalómano frustrado en su realización, la aventura de Antoine de Tounens a la que se interesa Jérôme Louis, sólo es concebible porque se enmarca en las intentonas políticas de entonces que se cruzan y, a veces se interconectan. O sea en los proyectos europeos y yanquis de crear entidades imperiales en Hispanoamérica como preludio a las ampliaciones territoriales que son paralelas a los procesos de conquista y aniquilación de territorios indígenas, tal como el proyecto de Montt en el sur chileno. Detrás del proyecto personal galo, se vislumbra las redes de solidaridad y ayuda de la francmasonería –y su denuncia por parte de la Iglesia católica que amplía la importancia de la sociedad secreta de entreayuda– que supuestamente actuaría en la sombra de una conspiración internacional. Llama la atención la existencia de un medio político que tiene la capacidad de hacer aparecer y mantener la existencia de tales aventureros. No queda claro si gozó o no de un apoyo oficial –o si sencillamente, éste se dirigía principalmente a México–. Sin embargo, el espíritu reaccionario utópico queda claro, y conviene ver porqué es interesante constatar cómo éste se adapta a las nuevas circunstancias históricas, aprovechando de ellas para relanzar el proyecto colonizador que se convierte, se legitima, al afirmar que esta conquista permitiría vaciar Europa de los elementos rojos que aparecen al calor de la ampliación de las ideas sociales radicales nacidas de la oposición a las condiciones de explotación laboral del proletariado. América, y en este caso Chile, aparece como un posible lugar de descarga de los elementos subversivos indeseados e indeseables. Realistas –en muchos sentidos de la palabra– los tribunales militares franceses de los victoriosos y sangrientos versalleses prefirieron los presidios de la Nueva Caledonia a una Nueva Francia en la Araucanía chilena. Pero lo cierto es que los Gobiernos europeos estaban al acecho, por si las cosas evolucionaran de un modo favorable, de no perder una ocasión de expansión. Personaje olvidado –acaso loco de remate– pero que aún, lo subraya Jérôme Louis, traviesa la actualidad periodística, su derrota personal impidió cualquier proyecto de migración europea en el Chile austral –cuando, paradójicamente, éste era el proyecto de Montt–, fracaso debido más que nada al poco interés que levantó su proyecto entre los Mapuche.

Abre el eje archivos, discursos y memoria el trabajo preciso y documentado de Nicolas Prognon quien rememora el derrocamiento violento del Gobierno de la Unidad Popular como una ruptura en la Historia política chilena cuyo carácter inédito y novedoso se echa de ver en el exilio masivo provocado. Se centra en la organización plural de este exilio instalado en Francia. La rápida puesta en marcha de un sistema de destierro da la posibilidad a los militares de excluir del país a toda persona que potencialmente pudiera criticar el nuevo régimen, oponerse a éste, o combatirlo. Se trataba de alejar de modo autoritario las posibles resistencias y dejar espacio para construir el Estado soñado por los militares. La segunda parte se centra sobre la resonancia, y las razones de ésta en Francia, que se tradujo por un amplio movimiento de solidaridad que incluyó a los principales actores sociales y políticos del país de acogida. La tercera parte ofrece el aspecto memorial a través de una compilación de testimonios de exiladas/dos y de retornados, con el propósito que estas memorias completen el tríptico edificado entre 1973 et 1994, por esas chilenas y chilenos, en un marco cronológico definido por tres momentos encadenados cronológicamente: represión, exilio y memoria.

El hispalense Gonzalo Barroso Peña sintetiza una mirada aguda acerca del cine documental en la era que va de la dictadura hasta la reaparición de la democracia, entre 1973 y 2014, conformado así exilio y retorno. A ello, se añaden los cineastas hijos de la generación anterior que hurgan en la memoria. Se plantea el autor la relación entre Historia y uso del documental, más allá de la necesidad de establecer el catálogo de los documentales que tratan del exilio, contrastar las condiciones del exilio, y el trato que los cineastas le dieron, para analizar la narración cinematográfica del relato del exilio que –después del Golpe y de los desaparecidos– es el tema más tratado. Además del exilio, aborda el exilio de los cineastas, el cual dejó al país sin cine. Finalmente, llega a la conclusión de que el cine del exilio se convierte «no sólo en un dispositivo de reactivación de la memoria, sino también de un medio de sanación».

Basándose en los archivos de la embajada de Francia en Santiago, Alvar de la Llosa expone la posición, el análisis y las interrogantes del personal de ésta en los días y semanas posteriores al Golpe, finalizando sobre lo que, al contrario, se opinaba y recomendaba desde el Quai d’Orsay. Aparece la dificultad de capear el asunto de los asilados, cómo estos se convierten en moneda de intercambio frente a un hipotético reconocimiento de la Junta al que, por tradición, París se niega. La permanencia de las relaciones con ésta es, justamente, para facilitar la salida de los asilados al igual que el desencarcelamiento de sus nacionales víctimas de la represión gorila. Muestra cómo, frente al conocimiento preciso de la represión y su amplitud, las contingencias y obligaciones de la política internacional se mantienen vigentes.

A modo de coda, la sección Varia presenta los trabajos de estudiantes que ya han avanzado en su carrera de investigadores lo suficiente como para presentar tareas reflexivas de calidad acerca de temas novedosos e inéditos. En un esmerado y documentado análisis de prensa, Deydri Delgado Avila indaga el tratamiento que se dio en el periódico cubano Granma al Golpe del 11 de septiembre chileno, centrándose en la presentación y la narrativa que se construyó entonces desde la cúpula política cubana, para uso nacional y relanzar la lucha continental por la independencia, más allá del repudio al atropello histórico. Así mismo indaga el fortalecimiento de la visión cubana de los acontecimientos latinoamericanos frente a un mismo enemigo común productor de la violencia represiva militarista-fascista, Estados-Unidos.

Especialista de José Carlos Mariátegui, Jean-Ganesh Leblanc se acerca a la obra del marxista peruano y nos desvela cómo éste persigue un objetivo constante: crear las condiciones prácticas, políticas, teóricas y sociales para una sociedad peruana socialista libre de opresión y de explotación. Este artículo muestra cómo Mariátegui recorre el binomio naturaleza-artificio para revelar, por un lado, la función parasitaria de la clase dominante y, por otro, lo que une los hábitos colectivistas pré-capitalistas de las comunidades indígenas y la teoría socialista moderna. Así Mariátegui procede a un relectura crítica de la historia peruana, oponiendo la conquista española y el período colonial al Imperio inca como, respectivamente, figuras artificiales y naturales, lo cual permite al autor mostrar que esta clave heurística abre posibilidades críticas para un análisis de la inserción del Perú en el capitalismo al igual que para entender la naturaleza económica predatoria del período republicano. Finalmente, discute la interpretación historicista y la dialéctica de la modernidad que Mariátegui desarrolla profundizando su idea de un «Perú integral» como nación socialista no esencialista, en la cual elementos pre-modernos y modernos se conjugan a favor de un proyecto revolucionario. La naturaleza y el artificio aparecen en Mariátegui como dos figuras centrales en la formación social peruana y, por lo tanto, como una de las fases de la lucha de clases.

Por último, relacionando los últimos acontecimientos políticos en Chile, Ludivine Gravito se interesa por los vínculos entre la literatura y la sociedad chilena contemporánea tal como los crea la literatura negra, o novela policiaca. Los códigos de la novela negra ofrecen un espacio que permite la exploración del lado obscuro de la sociedad contemporánea chilena –marcada por la falta de esperanza y de justicia–, y facilita la denuncia de la corrupción del Estado. La literatura se convierte en un aliado de la memoria del tiempo presente, al mostrar las consecuencias de una Historia aún no digerida. Así, los autores chilenos del último decenio se apoderaron de los recursos narrativos y de los códigos estereotipados de la novela negra para dar voz, no sólo, a las víctimas de la dictadura, olvidadas de la historia oficial, sino también para denunciar la corrupción omnipresente, consecuencia de la apropiación económica por una casta dirigente que aún domina la economía. De ese modo son interrogadas las consecuencias sociales, políticas, económicas de hoy, proponiendo una mirada renovada del presente, alejada de las imágenes y discursos propuestos por el poder. Lo cual lleva también a la autora a plantearse hacia quién está dirigido este tipo de literatura en un país en que el acceso a bienes culturales e internet queda reservado a una minoría.

References

Electronic reference

Alvar de la Llosa, « Introducción », Textures [Online], 27 | 2023, Online since 01 juin 2023, connection on 20 juillet 2025. URL : https://publications-prairial.fr/textures/index.php?id=352

Author

Alvar de la Llosa

Université Lumière Lyon 2, LCE (Lettres et civilisations étrangères), F-69007 Lyon, France

Alvar.DeLaLlosa@univ-lyon2.fr

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